Los microsismos de Ciudad de México no son nada nuevos
Estos fenómenos geológicos llevan ocurriendo desde hace varias décadas en la urbe construida sobre un antiguo sedimento lacustre: el Eje Neovolcánico, una cadena montañosa que corre del Pacífico al Golfo de México.
La mayor parte de la ciudad descansa sobre capas de arena y barro de una profundidad de hasta 91 metros, donde se encuentran sedimentos suaves y acuosos, que hacen que la ciudad sea particularmente vulnerable a los sismos y a otros problemas. De hecho, hay evidencia de ellos desde 1928.
Del 12 al 14 de diciembre de 2023, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó sobre una serie de sismos ocurridos en la Ciudad de México. El mayor evento, el 12 de diciembre a las 11:07 hora local, tuvo una magnitud revisada de 3.0 y su epicentro se localizó en la alcaldía Álvaro Obregón, Ciudad de México (CDMX) (19.363°N, 99.200°W). El 14 de diciembre, se registró el sismo más potente de la secuencia, de magnitud 3.2, también con epicentro en esa misma región (19.36°N, 99.20°W). Hasta las 14:30 del 14 de diciembre, se han contabilizado 15 eventos en la misma zona, de los cuales se han podido calcular 12.
¿Por qué ocurren los microsismos en Ciudad de México?
Según Víctor Manuel Cruz, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los microsismos son pequeñas rupturas en el interior de la tierra, ubicadas cerca de la superficie, a unos cuatro o cinco kilómetros de profundidad, y no son poco comunes en la región de la cuenca del Valle de México. La UNAM también señala que los sismos de baja intensidad se generan a partir de fallas geológicas activas en el subsuelo del Valle de México.
Los sismos son generados por el reactivamiento de antiguas fallas geológicas. También se considera que estos eventos pueden ocurrir como resultado de la acumulación de tensión regional o que el hundimiento del Valle de México podría originar tensiones que si bien no generan propiamente a los sismos, sí pudieran dispararlos, dijo el Servicio Sismológico Nacional.
Un país lleno de fallas geológicas
Baja California está situada justo en el límite de placas tectónicas, donde la Placa del Pacífico se está desplazando lentamente hacia el noroeste con respecto a la Placa Norteamericana. Esta divergencia entre placas está creando una falla geológica conocida como la Falla de San Andrés. A lo largo de millones de años, este movimiento ha llevado a la separación de Baja California del resto del continente, y sigue siendo una región activa en términos de actividad sísmica y movimientos geológicos.
Por otra parte, en el centro de México, específicamente en la región donde se encuentra la Ciudad de México, hay una situación interesante en términos geológicos. La corteza terrestre está compuesta por dos tipos principales de corteza: la corteza continental, que es más gruesa y menos densa, y la corteza oceánica, que es más delgada y densa. En el caso de la Ciudad de México, la corteza continental se encuentra flotando sobre el manto terrestre, que está compuesto por magma y roca fundida a profundidades considerables bajo la superficie. Esta configuración crea un escenario donde la corteza continental puede experimentar movimientos y deformaciones, ya que está en constante interacción con el magma subyacente.
Los terremotos y fenómenos sísmicos en esta región pueden atribuirse a la interacción entre estas dos capas de la corteza terrestre. Los movimientos de placas tectónicas, la actividad volcánica y otros procesos geodinámicos en la región pueden ser influenciados por esta estructura geológica compleja.