El presidente de la consultora de comunicación fallece en Madrid a los 63 años
José Antonio Llorente, fundador de LLYC, falleció el 31 de diciembre en Madrid. En paz, rodeado de su familia y hasta las últimas horas compartiendo con todos los que teníamos la suerte de trabajar con él su brillantez e, incluso en los momentos más complicados, su sentido del humor.
Compartir es, de hecho, uno de los verbos que mejor definen a José Antonio. Su generosidad es la base del proyecto que hoy es LLYC, ya que desde el principio lo diseñó para que fuera una empresa de socios, en la que los mejores tuvieran la oportunidad de ser accionistas y sentirse parte de un proyecto que trascendía a las personas.
El desafío de crecimiento y la motivación constante
Desde 1995, cuando fundó LLYC junto con Olga Cuenca, su prioridad era sumar y desarrollar talento valioso. Para lograrlo, el desafío de crecimiento era permanente, pero también la motivación y la satisfacción de estar sumando a un proyecto único en el mundo de la comunicación de habla hispana y portuguesa.
Más tarde, en 2022, siguió profundizando en un modelo de gestión y gobierno corporativo en el que los éxitos y resultados de la compañía pudieran beneficiar a muchos.
Su generosidad y su conocimiento
La generosidad de José Antonio, como la de todos los grandes líderes, también aplicaba a su conocimiento. Lejos de pretender brillar solo él, que lo hacía con luz propia, nos cedía el protagonismo siempre que podía. Quería que sus socios y su equipo fuéramos la cara visible con clientes, en eventos y con los medios de comunicación porque sabía que así impulsaba todavía más el proyecto y su potencial. Fue el primero en animarnos a cuidar y desarrollar nuestra identidad digital. Predicaba con el ejemplo y estaba convencido de que si los directivos no desarrollaban su liderazgo social, estaban dejando a medias una parte de su trabajo, la de influir y generar confianza.
Su labor filantrópica y su legado
Tuvo una labor filantrópica destacable. De nuevo, la generosidad. Como coleccionista y apasionado por el arte contemporáneo, colaborando con el Museo del Barrio, el Reina Sofía o la Fundación ARCO y, sobre todo, con jóvenes artistas españoles, portugueses y latinoamericanos. También con su impulso a la Fundación LLYC y colaborando con la Asociación Española contra el Cáncer.
La generosidad con su tiempo. Siempre disponible, siempre amable. Hasta las últimas horas, en las que los socios de LLYC le robamos tiempo con él a sus familiares porque quería escribirnos un último mensaje, su despedida. Nos pedía que siguiéramos trabajando juntos con el entusiasmo y compromiso que él nos enseñó pero, sobre todo, nos hacía un último regalo. El de su cariño y agradecimiento por el camino recorrido, con la confianza de que el proyecto soñado perdurará y seguirá creciendo.
Y, por supuesto, la generosidad con su afecto y su lealtad, que reforzaba en los momentos de adversidad. Youll never walk alone, nos decía. José Antonio.
José Antonio Llorente era un visionario de la comunicación y los asuntos públicos. Un gran empresario. Un amigo extraordinario. Y, sobre todo, una persona extremadamente generosa. Y por eso, un gran líder al que extrañaremos con la misma fuerza con la que haremos crecer su legado. Descanse en paz.
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